8 de marzo, día internacional de la mujer 2018

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El lenguaje y su utilización es, a veces sin darnos cuenta, un reflejo directo de nuestra sociedad y depende de nosotras utilizarlo para conseguir un mundo más igualitario. Como centro de idiomas, el lenguaje es nuestra herramienta de trabajo y un día como hoy, Día Internacional de la Mujer queremos poner el foco en este tema. ¡Qué coñazo! Dirán algunos, ¡Cojonudo, me parece genial! Dirán otros. Sí, en nuestro lenguaje diario hay multitud de expresiones que decimos sin pensar y que son claramente machistas. Porque en un mundo machista las expresiones con connotaciones negativas son o tienen que ver con lo femenino: coñazo, nenaza, hijo de puta. Exacto, una mujer es una puta y un hombre un hijo de puta. Quizá por eso la RAE tenga le desfachatez, en pleno siglo XXI, de definir a la mujer como el “sexo débil”, eso sí, han añadido (tras la presión social) que se trata de una expresión despectiva. Pero esta expresión no debería aparecer en ningún diccionario, no solo por despectiva, que también, si no por faltar a la verdad. La mujer no es el sexo débil, en todo caso el fuerte, porque siempre ha tenido que luchar más por conseguir derechos que deberían ser universales, ha tenido, y tiene, que pelear por la igualdad y visibilidad. Visibilidad que nuevamente el lenguaje se empeña en ocultar, dando prioridad a lo masculino. Eso nos dice la RAE: “La mención explícita del femenino solo se justifica cuando la oposición de sexos es relevante en el contexto. La actual tendencia al desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su forma masculina y femenina va contra el principio de economía del lenguaje”. Señores de la RAE (Sí, señores, porque la institución más importante en cuanto a la Lengua Española se refiere, cuenta con 37 hombres y 8 mujeres, quizá eso explique algunas cosas), no queremos un lenguaje económico, queremos un lenguaje rico, igualitario e inclusivo. Queremos un lenguaje en el que la mujer tenga la misma relevancia que el hombre. Un lenguaje donde desaparezcan términos que  denigran a la mujer por el hecho de serlo. Por que con el lenguaje se puede cambiar el mundo y el mundo ha de cambiar el lenguaje. Nos sumamos así a la lucha contra las desigualdades de género, hoy y todos los días.